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1. Por aglomeración de pequeñas manchas invariablemente grises, invariablemente oscuras, invariablemente blancas. 2. Por juntura de hombres y mujeres hechos por salpicaduras de diminutas pintas neutras. 3. Por deambulamiento de figuras humanas a la deriva. 4. Por detención y pose de hombres y mujeres de pie ante cámaras fotográficas. 5. Por rigurosa ausencia de rojo, verde, azul, naranja, amarillo y violeta, la pintura que vemos y nos ve se refugia amorosamente en todo lo que hay entre el blanco y el negro. Gotas y goteos, puntos escurridizos, moléculas que se dan a la fuga y retornan dando lugar a figuras que vienen a encontrarnos sin hallarnos. 6. Somos nosotros quienes las encontramos en primeros planos o allá cerca del horizonte, en segundos pisos o en el tumulto de un mercado. O no las encontramos. Sólo sillas y mesas vacías. 7.Estas pinturas acumulan puntos para hacer con ellos un tejido móvil, para una ciudad que respira muda y escurridiza. 8. Estas pinturas, sus procedimientos materiales son su habla, sus puntos grises su habla precisa and this is the end my friend. Palabras de Eugenio Dittborn sobre la obra "Deambular" |
"Sobre el arte del deambular. Quizá recordarlo nos ayude a entender por qué la porosidad y la navegación coinciden metafóricamente en el potencial emancipador que esconde la Modernidad. “El flâneur, como paseante, como errante metropolitano, es la figura capaz de apreciar esa promesa escondida. Por su propia idiosincrasia, el peatón se pierde en la ciudad para descubrir las falsas promesas propulsoras de la civilización moderna que permanecen ocultas tras la fachada metropolitana fantasmagórica. (...) Así, el paseo se convierte en el paradigma de un acto capaz de reinventar la discontinuidad en el corazón mismo de la uniformidad; es un acto capaz de descubrir la alteridad en el corazón mismo de la homogeneidad. El flâneur intuye los pasajes porque intuye la heterogeneidad. (p. 119)”
(Fuente: https://apuntessobrelaciudad.wordpress.com/tag/)
El recorrer las calles, me revela en sí algo de ese ser, uno que no conozco y que quiero de alguna manera reconocer también como ser, aún desconocido para mí. No sé exactamente porque es ésa persona y no otra la que captura mi atención. También me atrapa el hecho de “coincidir” en ésa latitud exacta y en ése espacio temporal exacto, con el involucrado. Una mirada fugaz y efímera que se congela al plasmarlo en la tela. De ahí en adelante, les construyó una realidad propia. Integrada y desintegrada a la vez.
La desintegración de la materia, hace difícil distinguir a qué grupo pertenecen. Sin mayores pretensiones de denuncia, no las hay, en este trabajo quiero mostrar escenas de calle, sin diferenciar en explicación verbal alguna, de que mundo vienen los plasmados, turistas, habitantes, inmigrantes, evacuados. Están ahí en esas coordenadas y en ese tiempo, y caminan, comen, descansan, se trasladan, acarrean paquetes o maletas, familias, amigos, parejas o solitarios, están ahí en ese momento y capturaron mi atención, vengan de la calle o de una imagen de noticiarios o de un camino rural, centro comercial, o frontera, están ahí. En ésas coordenadas y en ése instante de tiempo.
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